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II Jornadas de Difusión de
la Geografía:
Patrimonio y Desarrollo Territorial.
Úbeda y Baeza, 13-15 de
marzo de 2003
Publicadas:
Fernández
Salinas, V.; Caravaca Barroso, I. y Sánchez de las Heras, C. (coords.)
(2004): Jornadas de Patrimonio y Territorio - Actas, Consejería
de Cultura de la Junta de Andalucía, Sevilla, 134 págs.

1.- Objetivos y estructura de las Jornadas.
La
Asociación de Geógrafos Españoles, interesada en fomentar una mayor
cultura territorial en la sociedad, se planteó la oportunidad de
realizar unas jornadas abiertas a otras disciplinas, instituciones,
organismos, empresas y a la sociedad en general con el objetivo de
difundir ideas y experiencias sobre el desarrollo territorial.
Aprovechando la oportunidad que brindaba el hecho de que, por una
parte, el 2002 fuera considerado como Año de las Naciones Unidas
del Patrimonio Cultural, y que, por otra, en el 2003 pueda ser
posible la declaración de Úbeda y Baeza Ciudades Patrimonio Mundial,
propuso a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía la
organización conjunta de las Jornadas. Dicha propuesta fue acogida con
entusiasmo y asumida como propia por parte de esta Consejería.
Desarrolladas en Úbeda y Baeza entre los días 13 y 15 de marzo de
2003, las Jornadas se han compuesto de sesiones científicas -estructuradas
en conferencias magistrales y en mesas de trabajo-, y de una
exposición de experiencias, investigaciones, y proyectos en los que
se vinculan los recursos patrimoniales y el desarrollo territorial.
Esta exposición consistió en la presentación de paneles, carteles,
libros, revistas, informes, documentos, etc. A ello hay que añadir la
realización de una visita guiada a las dos ciudades sedes de las
Jornadas.
Las
dos conferencias se planteaban desde perspectivas muy distintas, pese
a estar ambas estrechamente relacionadas con la cultura; la primera,
desde la visión estrictamente cultural, la segunda, desde una visión
geográfica. Por su parte, los contenidos de las tres mesas redondas se
centraron en el análisis de la capacidad de los recursos culturales y
naturales para impulsar procesos de desarrollo, en la consideración de
la interrelación entre las actividades económicas y el desarrollo
territorial y en las formas de entender todos estos planteamientos
desde el ámbito local.
Las
conferencias y mesas de trabajo así como la exposición se
desarrollaron durante los días 13 y 14 en el Hospital de Santiago de
Úbeda, mientras que el debate final, las conclusiones y el acto de
clausura tuvieron como sede la Universidad Internacional de Andalucía
“Antonio Machado” de Baeza.
El
total de inscritos fue de 109, en su mayoría procedentes de Andalucía,
aunque también de las comunidades de Madrid, Castilla y León,
Comunidad Valenciana, Aragón, Asturias, Castilla-La Mancha, Galicia y
Cataluña. Entre ellos, un tercio trabaja en la Junta de Andalucía, un
veinte por ciento en universidades, y el resto, por orden de
importancia, son profesionales libres o están adscritos a
ayuntamientos, empresas, institutos de enseñanza secundaria,
diputaciones, escuelas-taller, fundaciones y asociaciones. Además de
los investigadores y profesionales, participó un grupo de estudiantes
de postgrado.

2.- Desarrollo de las Jornadas.
Inauguraron las Jornadas: Andrea Gómez Moral, Delegada Provincial de
Cultura de la Junta de Andalucía en Jaén; Ricardo Méndez Gutiérrez del
Valle, Presidente de la Asociación de Geógrafos Españoles y Marcelino
Sánchez Ruiz, Alcalde de Úbeda. Seguidamente, José Manuel Caballero
Bonald desarrolló la primera conferencia magistral en la que hizo un
interesante análisis de la cultura andaluza y a continuación se
realizó un recorrido por los distintos stands.
Las
actividades del día 14 se iniciaron con la conferencia titulada:
Patrimonio y desarrollo: ¿Realidad o deseo?, a cargo de Víctor
Fernández Salinas, Profesor Titular de Geografía Humana de la
Universidad de Sevilla. Tras dedicar unos treinta minutos a visitar
la exposición, se llevó a cabo la primera Mesa de Trabajo coordinada
por José Mª Feria Toribio, Profesor Titular de Geografía Humana de la
Universidad Pablo de Olavide y titulada: El valor de la cultura y
la naturaleza en los procesos de desarrollo territorial. Formaron
parte de dicha Mesa: Juan Manuel Becerra García, Jefe de Servicio de
Protección del Patrimonio Histórico de la Dirección General de Bienes
Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía;
Isabel de Haro Aramberri, Jefa de Servicio de Fomento en Espacios
Naturales de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de
Andalucía; y Vicente Bielza de Ory, Catedrático de Geografía Humana
de la Universidad de Zaragoza.
Se
abrió la jornada de tarde con la segunda Mesa de Trabajo, titulada:
Actividades económicas y desarrollo territorial, que fue
coordinada por Manuel Benavent Fernández de Córdoba, Presidente de la
Delegación Territorial de Andalucía del Colegio de Geógrafos.
Intervinieron en ella: Marta Ereza Díaz, Jefa del Servicio de
Promoción Rural de la Dirección General de Desarrollo Rural de la
Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía; Jerónimo
Jiménez Martínez del Instituto de Fomento de Andalucía y Josefina Cruz
Villalón, Secretaria General Técnica de la de la Consejería de Obras
Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía.
Después se dedicó de nuevo tiempo a la visita de los stands,
reiniciándose la actividad con la tercera y última de las Mesas de
Trabajo: La visión desde el ámbito local, cuya coordinación
estuvo a cargo de José Luis Ruiz Ortega, Catedrático de Geografía del
Instituto de Enseñanza Secundaria “Severo Ochoa” de San Juan de
Aznalfarache (Sevilla). Formaron parte de la misma: Mª Teresa Macías
Ramos, del Museo Casa-Dirección de Valverde del Camino (Huelva); Ana
Fernández Zamora, Diputación Provincial de Jaén y Marcelino Sánchez
Ruiz, Presidente de la Comisión de Cultura de la Federación Andaluza
de Municipios y Provincias.
La
mañana del sábado se inició con una visita guiada por Artificis a
Úbeda y Baeza, teniendo lugar en esta última ciudad la sesión final en
la que se aprobaron las conclusiones, clausurando posteriormente las
Jornadas Ricardo Méndez Gutiérrez del Valle, Presidente de la
Asociación de Geógrafos Españoles.
3.- Conclusiones.
La
consideración del patrimonio como factor de desarrollo territorial
está alentando la reformulación del concepto de patrimonio. Éste se
enriquece ante el valor diferencial que adquiere en las distintas
escalas territoriales, lo que lleva a la necesaria incorporación y
creación de lenguajes ajenos al mundo patrimonial hasta hace muy pocos
decenios. Nuevas escalas y nuevos lenguajes llevan a su vez a nuevos
objetivos, objetos y métodos en la aplicación de las políticas de
conservación y puesta en valor del patrimonio que, como aspecto
fundamental, se están situando en condiciones de igualdad con otras
políticas públicas que tratan de fomentar los procesos de desarrollo
territorial. Aunque no sin problemas teóricos y prácticos en todo
este proceso, parece cada vez más difícil hablar de calidad de vida,
derechos ciudadanos y sostenibilidad sin tener en cuenta como
protagonistas a los recursos patrimoniales en su relación con el
territorio.
En
este sentido, las conclusiones de las mesas de trabajo de las Jornadas
son:
Conclusiones de la mesa de trabajo: El valor de la cultura y la
naturaleza en los procesos de desarrollo territorial.
La
cultura y la naturaleza son dos recursos patrimoniales básicos para el
fomento de los procesos de desarrollo sostenibles y equilibrados,
aunque el éxito de las políticas y planes encaminados a estos
objetivos dependen en buena medida de la conjugación interrelacionada
en el territorio de tales recursos.
El
patrimonio, sea este cultural, natural, humano o económico, es una
herencia, y como tal el hecho de su reconocimiento supone la
aceptación de sus aspectos positivos, pero también de los
negativos. Éstos últimos, a menudo deben ser interpretados como retos
en su gestión para, en la medida de lo posible, transformarlos en
activos. No pocas veces, aspectos patrimoniales que en su día fueron
asumidos como limitadores de los procesos de modernización (conjuntos
históricos, restos arqueológicos, pervivencias socioculturales,
barreras naturales...), se han transformado en la actualidad en nuevos
referentes y en señas de identidad urbanas y territoriales.
Desde la cultura y la naturaleza se hacen necesarias las valoraciones
del patrimonio que superen las visiones tradicionales que concebían
los recursos patrimoniales como elementos aislados en el territorio o
sólo articulados respecto a espacios protegidos, entornos y conjuntos
históricos. La ciudad y el territorio, en tanto que también
patrimonio en sí mismos, contextualizan, orientan y estructuran la
valoración y gestión de los recursos en las distintas escalas
espaciales y en los diferentes argumentos territoriales (el agua; los
cordales y veredas; el paisaje; las etapas de conformación urbana;
etcétera).
El
valor económico del patrimonio cultural y ambiental es una variable
más en el proceso de creación de desarrollo territorial. Pero en
esto, debe recordarse de que no todo el patrimonio tiene que ser
involucrado en los procesos económicos que coadyuvan al desarrollo y
que, más allá del estricto valor económico, el patrimonio se define en
una dimensión de valores intangibles que no pueden ser expresados en
cifras o magnitudes cuantitativas.
El
cambio de actitud, concepción y escala respecto a la gestión del
patrimonio precisa de nuevos instrumentos de gestión más complejos y
más relacionados con todas las políticas públicas. En ellas, además,
debe incorporarse como objetivo prioritario el involucrar a la
población en los procesos de aceptación, reconocimiento y puesta en
valor del patrimonio; esta premisa es especialmente importante
respecto a la necesidad de maximizar los resultados de la inversión en
materia de patrimonio, aprovechando las sinergias individuales y
colectivas, locales y regionales.
Se
impone la necesidad de control de calidad y evaluación de las
políticas que aprovechan el patrimonio como factor de desarrollo; y
esto por varias razones:
-
Es imprescindible
saber si la puesta en valor del patrimonio se hace en condiciones de
sostenibilidad; especialmente tratando de identificar procesos que
transgredan la capacidad de carga y los fundamentos en que se apoya
la autenticidad de los diferentes recursos patrimoniales
-
Si el desarrollo
es concebido como un proceso y no como una meta, deben reformularse
continuamente los modelos de desarrollo hacia los que dirigir las
políticas que aprovechan el patrimonio. Sólo en esta discusión y
debate continuo podrán señalarse los objetivos a cubrir por etapas
y, sobre todo, conocer si se avanza hacia el modelo de desarrollo
deseado o si, al contrario, se identifican disfuncionalidades o
desviaciones.
-
Por último, pero
sin duda el aspecto más importante, es fundamental en la evaluación
de las políticas de desarrollo apoyadas en recursos patrimoniales
pergeñar y desplegar estrategias que incorporen el patrimonio y sus
beneficios en un contexto que reafirme los valores y los recursos
públicos de una sociedad.
El patrimonio es una herencia
compleja y difícil de gestionar, pero no debe olvidarse que éste no es
sólo pasado, sino también presente y capacidad para alentar nuevos
modelos socioeconómicos y territoriales en el futuro. Sólo en la
medida en que se identifiquen los recursos patrimoniales con los
conceptos de calidad de vida y desarrollo, se legitimarán y forzarán
la aparición de políticas de gestión generosas y conectadas con las
aspiraciones y necesidades de la sociedad a la que pertenecen.
Conclusiones de la mesa de
trabajo: Actividades económicas y desarrollo territorial.
La política territorial será la
predominante en los comienzos del presente siglo para corregir los
desequilibrios, limitar las disparidades y fomentar una más
equilibrada distribución de la población y las actividades económicas.
Esta política ha modificado su
intervención clásica –política regional- destinada a las regiones más
desfavorecidas, para adoptar contenidos de desarrollo endógeno, de
promoción de capacidades de cada territorio, de sus potencialidades y
ventajas comparativas y competitivas, tratando de fomentar aquellas
actuaciones que contribuyan a desarrollar su capital territorial.
La política territorial no se
destina a regiones, sino que desciende a la escala de la ciudad y la
de comarca o subregión, y su orientación esencial no es ya lograr la
equiparación de los niveles de dotaciones e infraestructuras, sino
asegurar entornos favorables, adecuados a las características de cada
ámbito y escala.
En el desarrollo de esta política
juega un papel esencial el apoyo a los denominados intangibles
que tienen un protagonismo especial en las ventajas competitivas de
ciudades, comarcas y regiones. Son la educación y la formación, las
medidas que garantizan la cohesión social, la promoción y el
desarrollo de la investigación, el márketing y el comercio, pero
también la propia gobernanza; esto es, la forma en que se distribuyen
las competencias y los recursos financieros entre las administraciones
más adecuadas para la gestión, y el modo en que se toman las
decisiones y se contribuye a la cooperación entre el sector público y
privado.
En Andalucía se está produciendo
una progresiva implementación de la política de desarrollo territorial
que tiene su más clara expresión en las estrategias de desarrollo
rural, de fomento de las actividades económicas y de ordenación del
territorio.
Estas políticas ponen el acento
cada vez más en la planificación y en la cooperación como pilares para
el desarrollo territorial. Así:
-
En el desarrollo
rural, las políticas promovidas por la Unión Europea y el Estado, y
por la propia Comunidad Autónoma, se han perfeccionando hasta
alcanzar un elevado grado de eficacia. De esta forma, están
contribuyendo poco a poco a conseguir un sentimiento de pertenencia
al territorio, la articulación de la sociedad rural, la mejora del
tejido asociativo y el fomento del trabajo en red.
-
Las políticas de
fomento económico ponen cada vez mayor acento en el desarrollo de
actuaciones especificas para articular y acompañar a los sistemas
productivos y/o a territorios específicos, superando cada vez más la
atención individualizada a la empresa. Este nuevo modelo de
actuación supone el diseño de instrumentos alternativos que se
desarrollan de abajo-arriba, tratando de lograr un pacto con el
territorio que haga más eficaces y eficientes las medidas de
fomento.
-
La política de
ordenación del territorio presta un interés progresivo a los
recursos patrimoniales como elementos esenciales del desarrollo
territorial. En esta orientación de la ordenación del territorio
debe incluirse el paisaje. Éste debe entenderse como recurso, como
reconocimiento de unos modos de vida y una cultura territorial que
debemos comprender, conservar y gestionar.
Conclusiones de la mesa de
trabajo: La visión desde el ámbito local.
Con la consideración de la
distribución territorial de los recursos patrimoniales se centra la
reflexión y las actuaciones en el ámbito local, aprovechando las
ventajas derivadas de la conservación y fomento de los bienes
culturales y naturales, concibiendo también como un valor su posición
en el territorio.
A los ayuntamientos se adjudica la
misión de realzar, dar a conocer, poner en valor y gestionar el
patrimonio localizado en su término municipal. Para ello deben asumir
de forma responsable y adecuada las competencias que tienen asignadas.
La protección del patrimonio
cultural se concibe como motor de otras medidas dirigidas a mantener o
renovar las funciones urbanas de los lugares históricos, garantizando
su conservación y extendiéndose al conjunto urbano mediante la
localización estratégica de otras actividades complementarias. En ese
propósito se están empleando tanto medios propios como otros
procedentes de las diputaciones provinciales, de las comunidades
autónomas, del Estado y de la Unión Europea.
Como modelo de estas políticas,
algunas diputaciones provinciales han asumido en su ideario y en sus
planes de trabajo la consideración del patrimonio cultural y natural
como factor para el desarrollo local. En este sentido, y como ejemplo
de lo anterior, la necesidad de ordenar, planificar y priorizar los
esfuerzos, condujo a la redacción del plan estratégico de la provincia
de Jaén, que ha apostado por el desarrollo sostenible utilizando como
instrumento la agenda 21 de la provincia y las agendas 21 locales.
A otra escala, debe citarse la
experiencia desarrollada por el municipio de Valverde del Camino
(Huelva), que ha puesto en valor el patrimonio cultural heredado de
actividades industriales relacionadas con las explotaciones mineras y
la instalación del ferrocarril en el siglo XIX.
La Federación Andaluza de
Municipios y Provincias, además de representar a la administración
local en los órganos consultivos de patrimonio, está reforzando
estrategias de desarrollo local basadas en la gestión de los espacios
y bienes culturales y naturales. Se parte así de la base de que el
desarrollo es un proceso que tiene que ser gestionado, lo que requiere
la elaboración continua de diagnósticos para la acción, así como el
posicionamiento estratégico de los gobiernos locales. En tanto que
órgano coordinador de las inquietudes locales frente a otros ámbitos
de la administración, la F.A.M.P. defiende la capacidad de los
ayuntamientos para ejecutar actuaciones a partir de sus ventajas y
recursos, entendiendo que el poder local debe traducirse en poder
para hacer lo que sea necesario hacer.
No obstante, en la implementación
de ideas y propuestas sobre el desarrollo local, se ponen de
manifiesto algunas graves deficiencias:
-
La voluntad no
basta desde lo local. Hace falta unificar criterios, formar
adecuadamente gestores patrimoniales, fomentar la aparición de
agentes emprendedores y la financiación directa.
-
Competencia no es
sinónimo de capacidad, especialmente desde la perspectiva local.
Los municipios tienen transferidas competencias sin que realmente
cuenten con la debida capacidad para su gestión, lo que crea
asimetrías preocupantes en la aplicación de políticas públicas de
carácter social, económico y cultural en el ámbito más próximo al
ciudadano.
-
Como resultado de
la combinación de los dos puntos anteriores, se produce una
insuficiente divulgación de las experiencias con éxito.
Para resolver tales deficiencias,
parece una alternativa adecuada a las nuevas realidades la elaboración
de métodos de trabajo sobre gestión del patrimonio a modo de vademécum
para políticos municipales, cuya realidad cotidiana es la soledad y
falta de apoyos técnicos, la escasez de recursos económicos y la
saturación de problemas de gestión municipal, entre ellos los
relacionados con el patrimonio. Para ejercer el poder hacen falta
instrumentos. El discurso de la función social del patrimonio y de la
subsidiariedad se carga de un fuerte carácter demagógico si la
capacidad de decisión no se acompaña de una capacidad de financiación
estable.
Otro aspecto requerido es la
constitución de redes supramunicipales de difusión y cooperación que
ayuden a los municipios a trabajar para avanzar hacia la consecución
de los llamados triángulos de calidad, entendiendo como tales
los que se relacionan con la calidad de vida, de conservación y
aprovechamiento de recursos y de formas de comportamiento de la
actividad económica. El equilibrio entre los tres lados del triángulo
asegura la sostenibilidad en la gestión de los recursos y plantea una
base más adecuada para hablar de patrimonio y sociedad local a través
de una verdadera política de alianzas: entre lo público y lo
privado; entre lo cultural y lo económico; entre la tradición y la
innovación.
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